De paseo con Conalti

Disfruto muchísimo los encuentros de traductores. Me parece que deberíamos «desvirtualizarnos» y reunirnos más, no solo para hacer relaciones públicas,  sino también para hacer una sana catarsis (inevitablemente uno termina hablando —y aprendiendo— sobre clientes, tarifas y traducciones) y conocernos mejor más allá de lo profesional (en esas reuniones nos enteramos que una traductora estuvo en una coral y canta bellísimo, qué seguro médico usa otro de los colegas, los viajes que ha hecho un traductor y cómo la ha pasado, etc.).  Es positivo por donde se vea.

Además, estoy en un proceso de reconciliación con Caracas. ¿Quién no ha desarrollado una relación de amor-odio con esta ciudad? No hace falta hablar de cómo la inseguridad, la basura, los buhoneros, el tráfico, el deterioro de la infraestructura o las complicaciones de la burocracia nos han afectado la vida en los últimos años: todos lo vivimos en el día a día. Lo que parece normal en otras ciudades, como parques, paseos y salidas nocturnas, puede llegar a ser excepcional en nuestra ciudad. Estoy convencida de que los caraqueños tenemos que esforzarnos, con ahínco y perseverancia, para recuperar espacios de disfrute en nuestro entorno citadino.

Por me encanta que CONALTI decida organizar paseos para celebrar el aniversario de la asociación o para el Día del Traductor. Gracias a estos paseos, vimos colibríes en los Jardines Topotepuy, hicimos la ruta del ron en la Hacienda Santa Teresa, nos transportaron a la Caracas de los años 50 y 60 en Villa Planchart y recorrimos las calles de Chacao en un arquitour.

Ahora nos vamos para el centro de Caracas con Urbanimia para conocer datos «duros» y anécdotas de 21 esquinas de la ciudad. Muchos de nosotros, con la premura de la vida diaria y el automatismo de la rutina, no vivimos en el centro de Caracas; sobrevivimos en él. Otros dejaron de venir a esta zona hace más de 10 años y, por diversas razones, no regresaron o no se atreven a regresar.  Incluso hay quien nunca ha visitado el sector. Stefany Da Costa, una de las fundadoras de Urbanimia, comentó en el foro  «Movilidad en Caracas» organizado por El Nacional que la ciudad es para muchos sinónimo de caos, una urbe dura que se ve desde una ventana, sea del carro o de la casa, y que podemos dejar de percibirla de esa manera. Esto se logra, agrega Stefany, conociendo las pequeñas historias de muchos lugares por donde pasamos, y no solo la historia que se lee en libros sino también nuestra historia personal, precisamente la que nos hace caraqueños. Es necesario que nos reconozcamos como ciudadanos y como ciudadanos de a pie.

Por eso la invitación a este recorrido, llamado «Las esquinas de Caracas», está dirigido a todos, los colegas miembros de CONALTI y los que no pertenecen la asociación, así como a amigos y conocidos. Será muy apropiado para reconciliarse con Caracas, que esta semana celebra 446 años de fundada.

Patricia Torres
Traductora independiente
pattytowers@yahoo.com

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