El Colegio Nacional de Licenciados en Traducción e Interpretación (Conalti) se fundó en 1980 por iniciativa de los primeros egresados de la Escuela de Idiomas Modernos de la UCV. Eran dos profesiones que, siendo tan antiguas como la humanidad, habían llegado tardíamente al mundo académico.
Para aquellos primeros egresados, era necesario acometer cuanto antes la labor de hacerse un puesto en la comunidad de profesionales. ¿Cómo lograrlo? Estableciendo algún tipo de organización que permitiera aunar esfuerzos para librar una lucha que se ha extendido a lo largo de 30 años: lograr el reconocimiento de la profesión.
Entonces, aquellos jóvenes recién salidos de las aulas de clase convocaron por prensa a los traductores e intérpretes que ya ejercían en el país. De aquellas reuniones en la vieja sede de la Escuela de Idiomas Modernos en San Bernardino nació una asociación civil con pretensiones de convertirse en colegio profesional que tenía como norte dar a conocer la profesión del traductor y del intérprete y velar por el buen uso del idioma.
Desde entonces, las batallas han sido numerosas. En el ámbito internacional, Conalti está afiliada a la Federación Internacional de Traductores (FIT), la cual reúne a asociaciones de traductores, intérpretes y terminólogos de casi 50 países, en las cuales están representados más de 60 mil profesionales en todo el mundo. Además, ha mantenido contacto con asociaciones de alcance internacional como Unión Latina, organización que reúne a 37 Estados cuyo idioma nacional u oficial es una lengua latina, y RiTerm, red internacional de intercambio y de trabajo en terminología en los países de habla española y portuguesa. Asimismo, ha establecido contacto con otras asociaciones latinoamericanas de traductores e intérpretes, en particular gracias a la difusión de su boletín.
En el ámbito nacional, Conalti ha sido referencia permanente. Las tarifas mínimas que una vez establecía terminaban siendo tarifas orientativas para toda la comunidad de traductores e intérpretes. La asociación ha organizado cursos y talleres de mejoramiento profesional abiertos a los estudiantes de traducción e interpretación. Ha mantenido presencia en la Escuela de Idiomas Modernos de la UCV a través de charlas y talleres dirigidos a los estudiantes de esa institución. En una oportunidad promovió una iniciativa —lamentablemente fallida— con la cual se buscaba crear una federación que uniera a todas las asociaciones de traductores e intérpretes del país.
De hecho, Conalti es ahora punto de encuentro de profesionales que se han establecido en el mercado gracias a su amplia experiencia o a sus estudios en diversas universidades, nacionales y extranjeras. En la asociación conviven recién egresados y profesionales con más de 30 años de experiencia, residenciados en Venezuela y el exterior, con perfiles profesionales de lo más diversos: traductores independientes traductores de plantilla y empresarios de la traducción; profesionales dedicados a la docencia y otros que comparten su tiempo con el turismo y la organización de eventos; con clientes exclusivamente en Venezuela o con amplia clientela en el exterior.
Pero no todo es trabajo; considerando el aspecto social y humano de sus miembros y de los colegas en general, Conalti también ha organizado eventos sociales novedosos. Memorables han sido las reuniones de Navidad, los encuentros en parques como el Jardín Botánico y los Jardines Topotepuy o el paseo turístico a la Hacienda Santa Teresa. Y es que al fomentar oportunidades de establecer vínculos personales, la asociación ayuda a traductores e intérpretes a nutrirse de las experiencias de otros y librarse del aislamiento y la soledad, que pueden resultar tan perjudiciales y frenar el crecimiento profesional.
Sin embargo, las frustraciones han sido numerosas, y significativas. Por una parte, aunque se ha avanzado mucho en el camino hacia el reconocimiento de la profesión, aún no existe una ley de ejercicio de la profesión de traductor y de intérprete, por lo que Conalti sigue siendo una asociación civil y no un colegio profesional. Por otra parte, entre las personas que no están vinculadas a nuestra área del saber persisten las lagunas, las impresiones equivocadas y los mitos. Todo ello implica que la lucha continúa. Es la misma lucha que libran, a diario, cada uno de los traductores e intérpretes.
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Publicado en la revista Eventos VII (2011) de la Fundación Escuela de Idiomas Modernos de la Universidad Central de Venezuela, con motivo del 30.º aniversario de CONALTI
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