Viaje al centro… de Caracas

Me cuesta mucho explicar dónde vivo: estoy a mitad de la cuadra entre las esquinas de Alcabala a Peligro, en La Candelaria.  «¿Sabes dónde queda el Liceo Andrés Bello? Justo antes de Parque Carabobo, por la avenida México. En esa esquina, cruza a la derecha, hacia el Ávila, y sigue derecho cuadra y media». Esa es mi explicación, que siempre va acompañada por una cara de desconcierto total (la de mi interlocutor). Pero la otra alternativa, decir que vivo en la calle Sur 15, es peor: así sí es verdad que nadie llegaría a mi casa. Entonces, no queda otra que infundir ánimo a mi interlocutor: sí, es de Alcabala a Peligro y no, no tiene pérdida si sigues mis instrucciones y anotas los nombres de las esquinas.

Sigo entonces: «La esquina del liceo se llama Pele el Ojo; allí es que tienes que cruzar a la derecha. La siguiente es la de Peligro y luego viene Alcabala». ¡Y mejor ni averiguo por qué se llaman así! Seguro que surge un cuento típico de esos de Oscar Yánez, con todo y la frase «¡Así son las cosas!» incluida. Pero el domingo 11 de agosto no fue Oscar Yánez quien nos acompañó en un Paseo por las esquinas del centro de Caracas, sino Stefany Da Costa, la guía de Urbanimia, quien con sus dotes de cuentacuentos nos explicó a través de nombres, fechas y muchas anécdotas el porqué de los nombres de 21 esquinas del centro de nuestra ciudad.

Fue una jornada diferente, llena de emociones. La carcajada fue general al oír por qué la gente bautizó la esquina de El Chorro con ese nombre, por ejemplo. A algunos los invadió la nostalgia, al recordar que de niños jugaban y corrían en la Plaza Andrés Eloy Blanco o iban a misa en Santa Capilla. Muchas nos conmovimos al oír la historia de la imagen de La Dolorosa en la Iglesia de San Francisco, o al ver al sacerdote de la Catedral de Caracas recorrer las naves de la iglesia con el incensario, y recargarlo y bendecirlo antes de entrar a la nave central. ¿Será que a todas nos dio curiosidad saber dónde está la esquina de Cristo al Revés? ¡Y me encantó saber el origen de la expresión «grandes cacaos»! Así pasó la mañana, siempre a pie, entre anécdotas y preguntas, datos y risas, fotos y dedos que apuntaban a algún detalle.

Además, espero que haya sido una jornada transformadora. No importa quién los disfrute o quién los observe: paseos como este deberían sanar la ciudad, disipar un poco su locura. Puede ser el caso de los participantes que vivimos en el centro de Caracas: yo, por ejemplo, ese día caminé tranquila calles que muchas veces recorro con rabia por el caos de los buhoneros, o con temor por miedo a los arrebatones; espero que el conocer un poco más lo vivido en los espacios que me rodean, las anécdotas de los grandes personajes históricos y de ingeniosas personas comunes y corrientes , me ayude a mitigar esos sentimientos negativos. También puede ser el caso de los participantes que van al centro ocasionalmente, de compras o a hacer diligencias; como dijo una colega, Lydia Allo: no deberíamos andar a la carrera por la zona, sino pararnos aunque sea cinco minutos para entrar a Santa Capilla o detenernos un instante a admirar las rejas exteriores de la Asamblea Nacional. Pero también puede ser el caso de quienes circulan normalmente por los alrededores de la Plaza Bolívar, la cuadra del Palacio de las Academias o la esquina de La Bolsa y de repente se encuentran con un grupo de personas que escuchan con atención lo que dice una guía y se ríen o hacen preguntas, mientras toman fotos de edificios que forman parte de su cotidianidad. Me pregunto qué pensarán, pero creo que, aunque sea remotamente, deben sospechar que algo interesante debe haber por allí, algo que quizás vale la pena conocer para darle su justo valor.

Después de terminar el paseo, mientras almorzábamos y cantábamos cumpleaños a CONALTI y la FIT, ya lanzábamos propuestas sobre el próximo sitio que nos gustaría descubrir en grupo. ¿Qué lugar de Caracas conquistar ahora? ¿Petare? ¿La Universidad Central de Venezuela? ¿Los fortines del Ávila? ¿Galipán? La respuesta en realidad no importa. Donde sea, algo nos arrojará luz, sobre el sitio y sobre nosotros mismos.

Patricia Torres
Traductora independiente
pattytowers@yahoo.com
 
Fotografía: Yvonne Becker, traductora independiente