Por Juan Gabriel López Guix | El Trujaman
«Puede resultar comprensible que algunas editoriales (en particular, las grandes, que tienen las mayores inercias) se resistan, ya sea por política empresarial, por estrategia comercial o, quizás, por pura pereza, a conceder a sus traductores un lugar en la cubierta y a reconocer de modo bien claro su participación en la autoría de un texto traducido. (…)
»Además, la reivindicación de un lugar en cubierta para los traductores no distrae de otras luchas ni es en absoluto una mera reivindicación individual o gremial. No es vanidad, sino que es transparencia, responsabilidad, reconocimiento y agradecimiento.»
Vale la pena, y mucho, leer el texto completo.