Llegó esa temporada en la que nuestra cabeza se queda atrapada en los preparativos para “el
veinticuatro” y “el treinta y uno”, al final, pronunciadas “elveinticuatro” y “eltreintayuno”,
respectivamente, por la mayoría de los venezolanos.
Aquí, fuera de las tarjetas, en especial las más formales (como las institucionales, por ejemplo), poco se
habla de “Noche Buena” o “Nochebuena” o de “vísperas” de Navidad o de Año Nuevo.
“Aquí”, en Venezuela, “las fiestas navideñas” empiezan en noviembre, con la pintura de la casa y la
compra de los estrenos (de ropa) y los ingredientes de nuestra sacrosanta hallaca, tienen su cúspide “el
veinticuatro” y “el treinta y uno”, con unas “comilonas” sin parangón y terminan en algún momento
entre mediados de enero e inicios de febrero según las tradiciones y el origen de cada familia (los
andinos, por ejemplo, celebran “la Paradura del Niño” entre “el primero de enero” y el 2 de febrero,
mismo día de “la (Virgen de) Candelaria”, que también celebran con devoción, y solo entonces quitan “el
pesebre”).
Y, también según las tradiciones y orígenes de cada familia, en esta temporada, hoy en día pueden llegar “El Niño (Jesús)”, “Santa” (también San Nicolás o “Santa Claus”, pronunciado “santaclós”) o ambos a
dejarles a nuestros pequeños sus regalos en el “arbolito”, “el nacimiento” o “el pesebre”. A algunos
también los visitarán “Los Reyes (Magos)” en enero, aunque no muchos oyen hablar de esos personajes.
Aquí todo es un “bochinche” (fiesta o celebración, en especial caótica y escandalosa), que se realiza al
son de las gaitas zulianas y los aguinaldos, y se inundan de “güisqui”, ron, “ponchecrema”, hallacas,
pernil, ensalada de gallina, dulce de lechosa, pan de jamón (por lo general pronunciado “pandejamón”,
con una “j” bien aspirada) y un sinfín de tradiciones cuyo origen cuesta ya demasiado rastrear.
Aquí, de donde somos los traductores e intérpretes de Conalti, ya tenemos rato de fiesta. Y a muchos les queda aún un rato más.
Esperamos que allí donde ustedes se encuentran, allí donde están sus seres queridos, sus pequeños y
sus abuelos, también lleguen las visitas de “El Niño (Jesús)”, “Santa” o “los Reyes (Magos)” y que las
luces de sus “arbolitos” y “nacimientos” o “pesebres” brillen intensamente.
¡Felices fiestas!
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