Sembrar palabras, cosechar satisfacciones: el poder del trabajo voluntario

Foto: Julia M. Cameron

No conviene ser categóricos con las afirmaciones, pero aquí van dos: todas las asociaciones sin fines de lucro viven del trabajo voluntario, y las vidas de todos los profesionales de este siglo XXI son ricas, complejas y complicadas.

Combinar esas dos verdades para que sobrevivan asociaciones como CONALTI es difícil, sobre todo si se considera el frenético ritmo al que vivimos hoy en día en nuestros países, donde cualquier iniciativa que emprendamos, en medio de la falta de recursos, se transforma en un desafío parecido a cruzar el Niágara en bicicleta.

Pero CONALTI —y otras asociaciones— sobrevive, gracias a traductores que les quitan media hora al televisor, media mañana a sus familias o medio día a sus trabajos para colaborar desinteresadamente por un concepto tan abstracto como el bien colectivo, en este caso, el de traductores e intérpretes, principiantes y experimentados.

Sin embargo, el trabajo voluntario de este tipo también tiene resultados muy concretos: la obra en sí y su efecto en las personas. Me refiero a la recomendación que leí en un boletín profesional que ha aumentado mi productividad, la información que tomé de una cuenta de Twitter que me permitió irme de viaje, combinando estudios y placer, o lo que aprendí en el último curso que organizó una asociación, que lo apliqué casi de inmediato en mi trabajo cotidiano. Los ejemplos abundan.

El impacto no es meramente material: gracias a que soy más productiva puedo pagarles una mejor educación a mis hijos; o bien gracias a lo que estudié en el viaje, decidí especializarme en cierta área de la traducción que me genera gran satisfacción personal. También en este caso, los ejemplos abundan.

Alexander Fleming, el descubridor de la penicilina, en algún momento decidió cambiar de carrera y alguien lo convenció de que se dedicara a la investigación. Gracias a Fleming —y a esa persona que lo impulsó a seguir ese rumbo— millones de vidas se han salvado en el mundo.

¡Anímate a trabajar como voluntario, sea para tu profesión o para otras áreas! No solo verás la realidad desde otros ángulos, sino que además tu ayuda puede tener efectos insospechados.

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