Cómo aprovechar los períodos de inactividad

Siempre da susto la inactividad laboral, y lo primero que hacemos es desesperarnos e imaginarnos escenarios poco alentadores. Nos paralizamos, en lugar de buscar formas proactivas de aprovechar ese tiempo «muerto».

¿Qué podemos hacer cuando nos sobra tiempo?

¿Quién tiene el suyo al día, completo, organizado? Por lo general, solo nos acordamos de él cuando nos lo piden, y nos lleva tiempo actualizarlo —olvidamos incluir información relevante o, peor aún, cometemos horrores ortográficos por el apuro— y tiempo no solemos tener.

Deberíamos contar con, al menos, dos versiones. El que enviamos a un cliente directo, por ejemplo, no tendría que incluir información sobre el dominio que tengamos en memorias de traducción ni cuáles.

Tampoco olvidemos la carta de presentación: tengamos una de modelo que podamos adaptar fácilmente según el caso —resaltemos la información que debamos adaptar o modificar—.

Al igual que el currículum, también descuidamos nuestros perfiles o bío en redes: LinkedIn, X, Instagram o Facebook. Levante la mano quien mantenga actualizado su perfil, incluso su foto.

La bío debe ser concisa, tener un buen encabezamiento —indicar nuestros servicios o en qué nos destacamos— con palabras clave e incluir información de contacto además de un vínculo a nuestra web o blog u otras redes (podemos hacerlo con bio.fm, ContactInBio o linkt.ree). Sustituir palabras o términos con emoticonos cuando haya límites de caracteres o espacio, manteniendo siempre un tono profesional y cuidando la redacción y ortografía. Mi consejo, usemos lenguaje claro.

También podemos diseñar la imagen de encabezado (en LinkedIn o X) para que hable por nosotros; recordemos que «una imagen vale más de mil palabras» y tenemos pocos segundos para llamar la atención de las personas que vean nuestro perfil, que se detengan en lugar de pasar de largo.

Volver a tocar puertas: llamar o escribir a clientes antiguos, recordarles los servicios que prestamos y ponernos a la orden. Recuerda el lenguaje claro.

Tejer nuevas redes: conectarse con otros colegas o empresas en redes sociales; unirse a listas de correo de las asociaciones de las que seamos miembro, y participar, colaborar, compartir información; activar nuestras redes sociales si las tenemos olvidadas.

Aprovechar el tiempo para aprender algo. Aprender los intríngulis de Word o de las TAC que utilicemos —comandos, combinaciones de teclas o regex para ahorrar tiempo y ser más eficiente—. Por lo general, las empresas dueñas de programas TAC regularmente ofrecen talleres gratuitos; a inscribirse y participar, hacer preguntas, tomar apuntes y poner en práctica lo aprendido.

Suscribirse a los boletines informativos de los programas que utilicemos —Adobe, TAC—, de publicaciones y de asociaciones para conocer novedades en el sector, cursos y actividades.

Aprender también una afición o pasatiempo, no todo es trabajo; y aprender a respirar. Hace poco descubrí que la mayoría respiramos mal, incluso cuando practicamos una actividad física. La respiración nos ayuda a lidiar con el estrés y la ansiedad, a rendir más y a dormir mejor para descansar realmente.

Parece mentira, pero cuando el tiempo nos sobra no sabemos qué hacer con él. Quizás se deba a que caemos presa del pánico o la ansiedad.

Levantarse temprano y tender la cama, establecer horarios para hacer las actividades —yo sigo usando una agenda de papel en la que veo cada mes completo y puedo hacer apuntes, rayar y resaltar con colores; cuando anoto algo en medios digitales se me pierde en el espacio—.

Ejercitarse al aire libre: únete a grupos de corredores, montañistas, nadadores o caminantes, lo que más te guste. Es otra forma de crear redes y entablar amistades. Tratar de exponerse al sol al menos unos 10 minutos al día, y verlo —se ha satanizado tanto que le evitamos, cuando en realidad una adecuada exposición tiene beneficios sobre nuestra salud—.

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion